Recibo la visita de mi amiga M., quien se queda unos días en la casa. Criada en la post-dictadura venezolana, M. vivió el apogeo y el desarrollo de mi país: accedió a una educación universitaria que permitió la movilidad social de muchos de nuestros compatriotas, participó de manera entusiasta en nuestros simulacros de democracia y, desgraciadamente, también fue adaptándose paulatinamente a la degradación del tejido social y al aumento de la delincuencia. Su casa pasó, de tener una entrada simple, con puerta y reja, a parecer el búnker de Hitler cuando los rusos invadieron Berlín.
Igual que todo venezolano, la han estafado, robado, encañonado, insultado, violentado y todo lo demás. Como decimos nosotros, “gracias a Dios todavía no la han secuestrado”, aunque claro que le han tiroteado familiares a diestra y siniestra. Es, digamos, una representante típica de la clase media en rápida desaparición.
La dejo sola en la casa y, cuando regreso, me explica que vino el cartero a dejar un paquete. Esta fue la conversación que tuvimos:
-El cartero llamó por el intercomunicador para decir que el paquete era muy grande y no cabía en el buzón de correos.
-Sí, es común. ¿Le abriste?
-No, preferí bajar para buscar el paquete.
-¿Para qué? Mira, hay ascensor, tampoco es como que le pedimos al tipo que suba a pie…
-No, no es eso. Lo que pasa es que yo pensé, ¿qué tal si no es el cartero? ¿Si es un malandro disfrazado de cartero que, apenas le abra, entra a la fuerza y desvalija todo el apartamento?
-¿?
Sin comentarios. Así estamos…
jajaja
Ella está igual que yo. Aquí (en Australia) cada vez que alguien toca el timbre yo primero pregunto ‘¿quién es?¿qué desea?¿a quién busca?’ porque las casas no tienen los huequitos para mirar a través de las puertas, en cambio mis housemates (aussies) abren la puerta de una sin tener ni idea de quién es. Y cualquiera que sea la respuesta yo siempre abro con desconfianza. La paranoia no se me termina de curar.
Y olvídate de ver aquí algo parecido a una multi-lock, estos carajos no tienen ni idea qué es esa vaina. Ni siquiera le ponen alarma a los carros. Es más, los estacionamientos tienen letreros donde le recuerdan a la gente que le pase la llave a la puerta. Cuando les digo que en Venezuela las aseguradoras te exigen sistema de seguridad con GPS para algunos modelos me miran con cara de que piensan que los estoy mojoneando.
El otro día:
(bajando de un carro con un francés)
-Oye, ¿no vas a meter tu bolso en la maletera?
-¿Para qué?
-Pues, que tu carro no tiene vidrios ahumados. Entonces cualquier bicho pasa y ve el bolso pagando y te rompe el vidio para llevárselo…
-¿Qué? ¿Pero en qué puto país vives tú?
(agacha la cabeza, avergonzado)
Sin temor a ser considerado racista, tengo la teoría de que debe ser algo que llevamos los latinos en los genes. En la ciudad de EEUU con la mayor población latina de origen caribeño y suramericano, Miami, los crímenes duplican y hasta triplican el promedio nacional.
(Ver: http://www.cityrating.com/citycrime.asp?city=Miami&state=FL
En lo único que estamos por debajo del promedio nacional es en las violaciones con uso de fuerza, lo cual es coherente con el asunto genético: Las chamas latinas parecen aflojar sin mayor resistencia.
Siguiendo con el racismo, Washington D.C. que tiene un alto porcentaje de afroamericanos tiene seis veces más asesinatos que el promedio nacional y los demás indicadores son peores que los de Miami. En cambio en West Palm Beach, donde el 80% de la población es blanca americana y de alto poder adquisitivo, los índices de crimen son la mitad del promedio nacional.
Conclusión: Es más seguro vivir donde abunden los blanquitos adinerados.
Inadmisible.
La conclusión sería, “es más seguro donde vive gente (de todo tipo) adinerada”.
Claro que esto no es cierto: ¿Conoces la “Broken Window” theory?
http://en.wikipedia.org/wiki/Fixing_Broken_Windows
De hecho, estos tipos afirman en el artículo original de The Atlantic, que el Mercedes con la ventana rota dejado en el barrio de los blancos adinerados *se escoñetó más* que el mismo carro dejado en un barrio pobre…
Así que la propuesta lombrosiana está de más…