Sobre cómo los Estados legalizan la tortura

Venezuela no inventa nada. De hecho, somos poco originales en lo que se refiere a política. Es por eso que una buena manera de entender lo que sucede en el país es buscar paralelos en otros lugares.

Ayer apareció publicado el informe de Provea denunciando que más de 2 mil compatriotas han sido encarcelados durante las protestas. En eso, la quinta y la cuarta República se dan la mano.

Sin embargo, surge una discusión que será el nuevo terreno para el gobierno y la oposición: los prisioneros políticos.

¿Es Richard Blanco un prisionero político? ¿Lo son Simonovis y Forero? ¿Francisco Usón?

Este nuevo juego retórico sirve como muestra de los conceptos que se manejan: Para el militante chillón, franela del Ché y Venas abiertas debajo del brazo que trata de entender todo con conceptos anacrónicos, “prisionero político” es alguien secuestrado por la Seguridad Nacional en la madrugada que es llevado a un campo de fútbol o al campo de concentración de Guasina.

En la otra esquina, el militante ras-le-bol de oposición que se comporta como Nerón y pretende defenestrar al Presidente con una marcha o una toma de Plaza, argüirá que todo lo que se haga en su contra lo convierte en prisionero político, sin importar su conducta antes de llegar a la intervención policial.

Lo que obviamos es qué significa ser prisionero político. Más allá de la guerra retórica (“una democracia no tiene prisioneros políticos”), el ser declarado como tal implica que las condiciones de detención no serán las mismas que el pabellón general. El señor Presidente Hugo Chávez lo sabe muy bien ya que él disfrutó de la condición de “prisionero político” en Yare para pintar, dar entrevistas y escribir.

Entonces, ¿cuál es la función de echar a un “prisionero político” en el pabellón de delitos comunes?

En estos días estuve trabajando traduciendo peticiones de la UNESCO a los Estados que detienen prisioneros políticos. Lugares como Siria, Libia, Pakistán, Corea del Norte, Myanmar (Burma), Irán y Cuba reciben, cada año, la misma carta que exige la liberación de gente cuyo único delito fue organizar un partido político o marchar (transcripción parcial de un documento, aquí).

Sin embargo, noté un patrón alarmante: todos estos países, (1) se jactan de no tener presos políticos (sino desestabilizadores, agitadores, etc.), y (2) tienden a encarcelar, en el pabellón de delitos comunes, a estas personas.

Las denuncias que encontré sobre las condiciones de detención en éstas cárceles también son similares: sobrepoblación, escasez de alimentos, peleas frecuentes, insalubridad en las celdas y los servicios sanitarios, falta de camas y todo un largo etcétera que cualquier venezolano conoce.

Ahora bien, no es exagerado decir que un periodista de 50 años encerrado con 18 asesinos y violadores en Burma es un acto premeditado, que responde a una necesidad estructural: legalizar la tortura.

Obviamente, al no ser declarados “presos políticos” estas personas salen de los tratados internacionales que los protegen y el Estado mantiene un rostro “democrático” ante el resto del mundo. Pero no basta con el simple encarcelamiento de personas que expresan su opinión (el caso de Pánfilo es alarmante). Los Estados autoritarios necesitan mantener su superioridad a través del miedo y la represión (porque en el plano discursivo e institucional son indefendibles) y por ello crean sistemas de tortura encubiertos que serán ignorados por la lectura anacrónica pinochetista del ejercicio totalitario del poder.

Estas no son coincidencias. Que a un preso político en Irán le nieguen la asistencia médica igual que en Corea del Norte es parte de un sistema refinado y aceitado para torturar a los ciudadanos de manera impredecible (no se sabe si serán golpeados) pero con resultados similares (dos casos de presos políticos con cáncer, uno en Cuba y otro en Siria, donde se les abandonaba a una muerte lenta. ¿Coincidencia?).

Es necesario entonces entender las estructuras y mecanismos que utilizan los Estados para crear una “ortopedia del poder” donde los ciudadanos internalizamos y reproducimos los esquemas de opresión y miedo que le convienen al Estado. Los Estados tienen poder y sólo les interesa ejercerlo. Al eliminar los balances institucionales del poder (las Asambleas representativas, los Tribunales neutros, los medios de comunicación, etc.) nos enrumbamos hacia nuestro propio exterminio: ello comienza con insultos y descalificaciones, pasa a las golpizas callejeras y la criminalización de la diferencia ante el pensamiento dominante y, en muchos países, llega a la tortura legalizada en las prisiones.

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10 Responses to Sobre cómo los Estados legalizan la tortura

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  2. ACSR says:

    Este articulo me hizo pensar en una aplicación a nivel social (OJO: capaz y lo que diga no tiene sentido o nada que ver… pero fue lo que me hizo pensar :s ) de aquella tortura donde se aísla al individuo de todo estimulo, hasta que empieza a creer que ya no existe (horrible). Es decir, se aísla al intelectual o activista político “indiciado” de su mundo habitual y se le sumerge en un mundo completamente desconocido (la delincuencia urbana -y animal-) hasta que sus “verdades” dejen de existir…

    No sé, ahora no tiene mucho sentido lo que digo… creo.

  3. vinz says:

    Claro que tiene sentido. Los manuales de tortura de la C.I.A. y los diversos procedimientos que describe Naomi Klein en “La doctrina del shock” se reproducen, coincidentalmente, en todas estas cárceles tan distantes entre si. Si leemos los documentos desclasificados por los U.S.A. sobre torturas en Abu Grahib o Guantánamo, ¿qué conseguimos? Privación del sueño, sobrexposición a ruidos, ruptura de nexos temporales (no se sabe qué hora es), manipulación de las comidas, etc., y luego métodos directos como el “waterboarding” (asfixia), “walling” (golpear contra la pared), miedo con animales, etc.
    Mutatis mutandis, creo que no es exagerado decir que entre un soldado norteamericano lanzándote de cabeza contra la pared y un reo común partiéndote la cara a golpes, no hay mucha diferencia. Los demás métodos se consiguen con hacinamiento y racionamiento de comida, etc.
    Lo paradójico de todo esto son los intelectuales hipócritas que gritarán y denunciarán su rabia en Guantánamo y no lo hacen en Irán o Cuba. Tampoco se dan cuenta de que sabemos de Guantánamo porque la prensa independiente norteamericana presiona al Estado y desclasifica documentos, algo que no sucede en Corea del Norte. Entonces le dan la espalda a luchadores sociales en Siria porque “no son presos políticos” pero se rasgan las vestiduras por los talibanes torturados.
    Esa diferencia conveniente, ese discurso acomodaticio de todo-vale-si-es-contra-USA es lo que ha socavado las bases de los movimientos de Derechos Humanos que alguna vez fueron punta de lanza de la izquierda y ahora se justifican sus atropellos en todas partes del planeta para librar una guerra maquiavélica contra “El Imperio”.
    Así estamos.

  4. El Warholio says:

    Muy bueno e interesante este post.

    Por cierto, el caso de Pánfilo es el ejemplo más patético de la represión producto del pavor que le tienen esos regímenes infames a la libre expresión por parte de los ciudadanos.

  5. vinz says:

    Sí, lo de Pánfilo es inadmisible. Una persona que sale en televisión diciendo que tiene hambre y eso significa ser antipatriótico y atentar contra la seguridad del Estado. Habrase visto. Claro que jamás lo van a encarcelar por esas razones y los esbirros legales del sistema escribirán páginas para justificar el atropello pero la realidad es incómoda y difícil de borrar en nuestra época de la información tecnológica.
    Saludos.

  6. El Warholio says:

    Y la figura bajo la cual lo detienen, “conducta pre-delictual” o algo por el estilo. Debe ser que los cubanos están tan avanzados que encarcelan a la gente antes de delinquir, tipo Minority Report. Me pregunto si usan babalaos para predecir los crímenes.

  7. Carlos says:

    Que? no conocen la unidad de pre-crimen de matanzas??

    no mi amigo, no estan en nada!!

    Aqui tratan de instalar sistemas de deteccion criminal previa al hecho punible muy similares, los mismos sistemas utilizados en matanzas se estan implemetando aqui, SIII es arrechisimo.. par de cubanos flacos, embalsamados en ron y tabaco, le dicen a los pacos quien puede o no atentar contra el libre desenvolvimiento del poder popular representado por los gobernantes electos legitimamente. Los caracoles y las cartas adivinatorias estan en implementación, se prueban en nichos del Km8 de la carretera al junquito.

    Avanzamos, no a un estado tecnocratico-populista, como muchos afirman, nooo, avanzamos a un Estado magico y de realizacion personal a traves de tecnicas chamanicas y trueque. (de pana no me parece tan mal)

  8. vinz says:

    Lamentablemente, esas formas de control/predicción primaria, que rayan en el racismo, parecen estar en boga otra vez.
    En Francia, Sarkozy ventiló alguna vez la posibilidad de “detener criminales antes de que cometan el delito” y predecir qué tipo de persona se inclinaría a delinquir.
    Esto no es más que la re-lectura de Lombroso, aquel famoso criminólogo italiano que describió “el fenotipo de la criminalidad”: si tenías la frente grande y prominente (entre otros que no recuerdo), eras un delincuente seguro.
    Claro que Lombroso se propuso estudiar los cadáveres de criminales y asesinos y *por supuesto que encontró* pruebas para validar su teoría… Igual que los nazis siempre encontraban pruebas para explicar por qué eran la raza aria. De hecho, recuerdo cuando los antropólogos y biólogos alemanes quisieron probar que la piel blanca era más resistente que la negra y encontraron lo contrario, lo que los obligó a explicar *por qué la piel más endeble* era mejor y más adaptado a la raza aria.
    Todo siglo tiene su manga de barrabasadas. El encarcelamiento de Pánfilo en Cuba, por ejemplo, por “prevención predelictiva” es de lo más grosero que he visto…

  9. Pepé Le Mokó says:

    Cher sobrinit:

    Tu mención acerca de los antropólogos y biólogos alemanes me recordó un chiste racista:

    Estaba el lustrabotas afro-americano (expresión políticamente correcta) refugiándose del frío inclemente de Chicago en medio de una nevada, amparado en la columnata del Palacio de Justicia, cuando ve subir por la escalinata del edificio a un individuo elegantemente ataviado, bien abrigado con su gabán de piel de camello y cuello de piel, con su maletín ejecutivo y casualmente también afro-americano (el tipo, no el maletín). El lustrabotas lo intercepta y le ofrece sus servicios. Un tanto renuente, el prospecto de cliente mira su reloj, sus zapatos opacos por la humedad de la nieve y finalmente acepta.
    El lustrabotas, o bolero, como los llaman en México, acomoda su cajón bajo el pie del cliente, se sienta en su banquito y mientras mira hacia arriba le pregunta:
    — Doctor, se ve que a Ud le ha ido bien en la vida, se nota que ha estudiado, que debe saber cantidad de cosas, verdad?
    El tipo le responde: — Por supuesto, he podido estudiar en la mejor universidad del país y graduarme como abogado…
    — Entonces seguro que me puede responder algunas preguntas que yo me hecho toda la vida sin encontrar respuesta…
    El abogado, condescendiente, le dice:
    — Pregunte, buen hombre…
    El lustrabotas se anima y le dice:
    Yo siempre me he preguntado porque nosotros los negros tenemos el pelo duro y muy rizado, la piel gruesa y oscura, la nariz achatada y con unos huecos enormes y la boca bembona y los blancos no…
    El abogado, asumiendo una postura docta, le ilustra:
    Nuestra raza se originó en Africa, en una zona geográfica sumamente caliente, selvática y de ahí que tengamos esas características físicas perfectamente adaptadas a ese ambiente: Nuestros antepasados desarrollaron un pelo duro y rizado para poder desplazarse entre los matorrales y arbustos espinosos sin que sus cabelleras se enredaran en las matas, la piel gruesa y oscura para poder resistir el sol del trópico, la nariz con huecos grandes para poder oxigenar su cuerpo de una manera más eficiente. La naturaleza es muy sabia y nos adapta para sobrevivir.
    El lustrabotas, que estaba terminando de lustrarle, le dice admirado: — Coño Doctor ! Ud. sí que sabe !… Son cinco dólares y acepto propina… Y si no le molesta, le tengo una última pregunta…
    Mientras le paga, el abogado halagado por la lisonja del lustrabotas, le dice: — Pregunta, pregunta, buen hombre!
    Guardando sus peroles en el cajoncito, el lustrabotas le dice:

    — Y si la naturaleza es tan sabia y nos adaptó para vivir en ese ambiente tropical y selvático, ¿ Qué carajo estamos haciendo Ud. y yo, aquí en Chicago cagándonos de frío ?

    El

  10. vinz says:

    Jeh. Buena acotación. Hay que ver lo mucho que ha avanzado el mundo contra el racismo: al menos en USA, desde la segregación de los ’50 hasta un Presidente de color, pues hay un largo trecho. ¿Qué paradoja, no? El Presidente que iba a acabar con las diferencias raciales (Obama), sólo se ha visto confrontado con problemas que se quieren tildar de raciales, desde el policía y las birras en la Casablanca, hasta cualquier coñiza que se interpreta bajo la lupa del racismo (los niños en los autobuses).
    Triste. Supongo que el mundo da un paso adelante y los conservadores dos hacia atrás…
    Gran saludo.

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