El cuaderno, un libro que recoge los artículos publicados en el blog de José Sarmago, ha sido rechazado por la editorial italiana Einaudi (propiedad de Silvio Berlusconi) por el trato que le da el portugués al Primer Ministro italiano en sus textos. “Mafioso” y “delincuente” son adjetivos que aparecen desperdigados por el libro que contiene sentencias de tipo: “Esta cosa, esta enfermedad, este virus amenaza con ser la causa de la muerte moral del país de Verdi si un vómito profundo no consigue arrancarlo de la conciencia de los italianos antes de que el veneno acabe corroyéndole las venas y destrozando el corazón de una de las más ricas culturas europeas”.
La razón de la editorial Einaudi levanta sospechas: Evitar ser llevados a juicio. Sin embargo, el libro ya ha sido publicado en Portugal y en España por Alfaguara, por lo cual si Berlusconi tenía intenciones de comenzar un proceso por difamación, ya lo hubiese hecho.
Sin embargo, lo cómico de todo el asunto es cómo la visión dicotómica de las cosas, de buenos (Saramago) de un lado y villanos (Berlusconi) del otro, enmascara la relación simbiótica que llevan estos sujetos, que es su razón de ser. Se complementan, igual que el gobierno Iraní necesita a los Estados Unidos para justificar su nacionalismo.
Veamos las cosas con calma: Einaudi fue fundada en 1933 y tuvo que soportar las embestidas del fascismo y la persecución de sus dueños, mientras publicaba a Pavese y Calvino, entre otros. Luego, en 1994, el grupo Mondadori, de Berlusconi, adquiere ediciones Einaudi. Según este artículo de Le Monde, la editorial ya ha rechazado otras obras que critican a Berlusconi.
La cosa se pone picante cuando vemos que Saramago es uno de los autores que más vende de Einaudi. Confrontado con esta paradoja, de enriquecer a quien más odia, el portugués lanzó: “Es probable que las ventas de mis libros hayan servido para comprar los cigarros de Berlusconi”.
Una filigrana bellísima, comprobación de la necesidad mutua que sienten Saramago y Berlusconi, el uno por el otro. Berlusconi se enriquece vendiendo libros de Saramago, Saramago logra publicar y hacerse un nombre gracias a la editorial de il Cavalieri. Pero ambos se odian. Se detestan. Como una versión europea de “Sleepless in Seattle”.
Claro que no falta la guinda sobre la torta: Silvio Berlusconi no fuma… Creo que ya sabemos de dónde salió el dinero para pagar a las jóvenes call girls que lo acompañaban hace unas semanas. La literatura da para todo; sus ventas, aún más.