Hay quienes afirman que la política latinoamericana es una cosa pasional, alejada de los aburridos constructos intelectuales de los norteamericanos o los europeos. Por supuesto que esto conduce a que luego afirmen apasionadamente que su campo es el que tiene las pasiones correctas y el otro campo el equivocado, utilizando la misma lógica binaria e intelectualizante que rechazaron desde el principio. Pero bueno, allá ellos: Peores disparates he leído en política venezolana.
Hoy, sin embargo, me cuesta reconocer el camino que piensa tomar la revolución, sobre todo en lo que respecta al derecho internacional. Esto lo digo después de leer la “apasionada” defensa de Chávez al nuevo maluco de las películas gringas del futuro, Omar al-Bashir.
Ahora bien, para los que pasaron las últimas semanas de vacaciones en otro planeta, al-Bashir, presidente de Sudán, fue acusado por la Corte Criminal Internacional de genocidio, crímenes contra la humanidad y de guerra en Darfour y se emitió una orden de arresto en su contra el 4 de marzo de 2009.
Mientras sucedía esto, el gobierno lanzó una brillante táctica política que buscaba dividir a la oposición: El ministerio público acusó al ex candidato Rosales de corrupción. Brillante, por el catch 22 que implica: Si la oposición defiende a Rosales, perderá credibilidad y se cuadrará detrás de un oscuro y poco carismático personaje que, por el simple hecho de combinar dos cualidades, venezolano + político, es muy probable que sí sea corrupto. Por otro lado, si no lo defienden, pierden fuerza y se pliegan ante un gobierno que tiene sonados casos de corrupción mucho más flagrantes e insultantes en su propio campo.
¿Qué hacer? ¿Cómo puede la oposición exigir un juicio justo, una reivindicación de la justicia, sin defender explícitamente a Rosales? Una jugada maestra ya que dado el nivel intelectual de la oposición venezolana, este dilema no será resuelto. Tenemos más probabilidades de ver a un mono resolviendo integrales que de ver a la oposición creando opciones originales, reales e innovadoras de acción política.
Entonces hoy nos enteramos que, en otro episodio de la novela “te pareces tanto a mí” que llevan a cabo nuestros gurús políticos, Chávez reacciona exactamente igual que la oposición que defiende a Rosales, al defender a al-Bashir.
¿No es esto completamente genial? Tome usted las declaraciones de Mario Silva, perdón, quiero decir, la declaración de Mario Silva repetida mil veces (una amiba monocelular no puede tener más de una idea a la vez), que reza que los líderes de oposición son “vagabundos” o “ladrones”, y sustituya “opositor” por “al-Bashir” y entenderá este fino mimetismo gubernamental.
Por supuesto que esta posición del gobierno es la actitud más kamikaze en política internacional que Chávez jamás haya tomado. Personalmente, me parece una dilapidación ingenua de capital político para defender a un tipo que, aparte de ser flagrantemente culpable (algo mucho más obvio que en el caso Rosales, donde han cambiado la acusación varias veces), es mundialmente repudiado por la izquierda y la derecha por igual. La tendría más fácil defendiendo a los Khmer Rouge del régimen de Pol Pot que a al-Bashir.
¿Logrará Chávez resolver el dilema que no pudo resolver la oposición? ¿Cómo defender la justicia internacional sin aliarse con al-Bashir? Simple: Utilice la lógica buldózer de nuestro Presidente e intente cambiar el mundo con las simples buenas intenciones, en contra de toda evidencia.
Al final, tanto el gobierno como la oposición se desdoblan, se imitan y se copian en un baile macabro sin pies ni cabeza del cual es víctima la psique (hoy en día muy desgastada) de los venezolanos.
P.d.: Esta es la parte donde me da por predecir el futuro. Anoten: No esperen que la izquierda caviar internacional (Ramonet et. al.) haga caso a estas escandalosas declaraciones de Chávez. Para Maurice Lemoine o Gregory Wilpert esto jamás sucedió. Si sucedió, o si llegara a suceder, será sólo parte de un derrape menor e insignificante que, en el cuadro grande de las cosas, con el pueblo consciente y la búsqueda de nuevos modelos, es un paso necesario, aunque no adecuado, para la disolución del Estado burgués y el capitalismo mundial… (Zzzz…).