El fútbol como actividad irracional. El fútbol como opio del pueblo. El fútbol como desinhibidor de pasiones reprimidas. Todas estas características suelen aparecer cuando se habla con gente que (1) no entiende el deporte; y/o (2) nunca ha seguido una contienda particular. El partido Francia-España fue prueba de todo lo indescriptible que puede ser un match.
Las cosas no podían estar peor. Luego de una demostración patética y poco convincente, el equipo de Francia había clasificado, nadie se explica cómo, a los octavos. Empezó a subir la presión, por un lado la mediatización acelerada que tenían los galos y su arte de criticar todo lo que se mueve, y por otro, la arrogancia de los españoles quienes, como en todos los mundiales, se jactaban de tener “el mejor equipo español de la historia” y de que “ahora sí” iban a hacer polvillo a todos sus rivales.
Vainas que tiene el fútbol: No es una ciencia exacta. ¿Quién se esperaba la paliza -porque no tiene otro nombre- que le dieron los “bleus” a la selección taurina el martes? Nadie lo veía venir. El partido contra Togo lo había visto casa de un vecino y su cuñado, fanático del París Saint-Germain, probablemente el peor equipo de fútbol de toda la historia y de todas las ligas posibles. El PSG, como se le conoce, bien podría protagonizar una película al estilo de los osos revoltosos. Y no es por falta de talento, no; recordemos que en el PSG jugaron (o juegan aún) estrellas que han brillado en este mundial: Ronaldinho (el mismo), Pauleta (atacante abridor de Portugal) y Juan Pi Sorín (capitán de Argentina). De todos modos, no es como que se pueda confiar en el juicio de un fan del PSG, ése era el comentario que quería hacer.
Pero la ciudad lucía tensa. Todo el día, pronósticos y análisis inundaban los periódicos y las pantallas: quién abriría por Francia, cómo defender al “niño” Torres. Mientras la tarde avanzaba, más se veía el estrés en la calle, gente comprando cervezas o azúcar para bajar la tensión.
Ahora bien, tampoco es que me corto las venas por el equipo de Francia. Es decir, hasta el lunes en la noche, la mayoría de la gente los tenía, con razón, en baja estima. No parecían sino una banda de flojos, sin corazón ni ganas de jugar. Y España, conquistadora a lo Cortés (no Joaquín, eh), arrollando y aplastando adversarios por cuatro goles de diferencia. Las cosas se veían mal.
Si algo aprendimos de todo esto fue: HUMILDAD. No se puede denigrar al adversario ni acusarlo de “viejo” como hicieron los castellanos. No se puede insultar a Zidane pidiendo su retiro como lo hizo la prensa española. Mucho menos viniendo de un equipo mediocre que jamás ha pasado cuartos y que tiene todo que demostrar en fútbol de copa del mundo y nada que reclamar. Humildad, hermanos; si no la caída es fuerte.
Y hacia la noche se sentía el nerviosismo: ¿Será la última vez que veamos a Zidane? ¿Se va a retirar con tan mala presentación? ¿No van a patalear, los “viejitos”?
Vino el primer gol de España. Pero Francia estaba ahí, la única duda era si iban a durar los noventa minutos (no como contra Corea) y si Henry en fin iba a rematar como un hombre o si alguien aparecería para suplirlo. Apareció, como caído del cielo, la mascota actual de toda Francia, Franck Ribéry. Como ya sabrán (o habrán notado), el francés tuvo un accidente de carro a los dos años y quedó con algunas cicatrices. Excluido, burlado y sin poder ver la gente a la cara por prácticamente toda su vida, este tipo vino de atrás, con trabajo y esfuerzo, para ser futbolista abridor de Francia. Si algo se les escapó a los españoles, es que al fútbol le encanta este tipo de historias. ¿Cómo podía el mundial ignorar a Ribéry? Era demasiado bueno y él demasiado talentoso, como para que no hubiese matrimonio. Y esto vino hacia finales del primer tiempo, cuando un relámpago invadió al francés y lo llevó a driblar a todo el mundo y marcar un golazo. Francia podía respirar, mientras la calle gritaba con furor (literalmente).
En segundo tiempo, el gol de Viera fue demasiado. Recuerdo haber pensado justo antes del tiro libre de Zidane, “estas son las cosas para las cuales uno vive. Para ver este tipo de vainas en directo”. Y, aunque no lo crean, ¡paf!, otro viejito, Viera, se alzó y puso orden en la pea, llevando a Francia a cuartos.
Al final, ¿se puede decir algo del gol de Zidane? Es como comentar una pintura de Rembrandt o una sinfonía de Bethoveen. Viejo, o lo viste o no lo viste. Yo lo vi, atónito, estupefacto, gritando, “corre, corre Zizou”, parado en la mitad de la sala, mientras Zinedine descosía lo que quedaba del equipo español. No lo podíamos creer. Era demasiado bello, como ver a Nureyev hacer 21 fouétés seguidos o escuchar a Chucho Valdés. Dios existe. Y nos deja vivir estos momentos.
La calle estaba encendida, como en una canción de Willie Colón. Por un momento, no hubo capital, no hubo ciudad de las luces; todo fue arrabal y fiesta. Pues era increíble. No sólo habían clasificado, sino la forma. Y con un gol de Zidane. ¿Se puede pedir más? ¿Digo, en la vida? No creo que haya muchas cosas más que hubiese preferido hacer ese martes entre 9 y 11 de la noche. Quedará grabado en mi memoria y en mi piel, con la ciudad temblando ante la demostración no de lo que es el equipo de Francia, sino de lo que puede ser un grupo de personas. Pues esto es exactamente lo que decía al principio: Esto no se trata de fútbol, se trata de once personas midiendo su valentía, su técnica y sobre todo su entrega, para lograr algo más grande que la suma de sus individualidades. Siempre se puede replicar que “sólo es fútbol”, como quien dice que “La ronda nocturna” es sólo una colección de manchas en una tela. Cuando el sabio señala la luna, el bobo mira el dedo.
Gracias, Zinedine. Pase lo que pase, te podrás retirar en paz.
Muy bueno tu articulo, sobretodo en la parte de la humildad, el gol de Zizou lo cante apenas le pasaron el balon.. es el futbolista que mas admiro (sobretodo por sus pases con precisión milimetrica) para mi Zidane jamas se retirara, lo vere siempre reflejado en los jugadores de la nueva generación que imiten su bicicleta y otras gambetas que lo hicieron brillar entre el monton.. y no se si Ribery pero de seguro tendra muchos sucesores en cuanto a tecnica, aunque probablemente jamas superen la calidad de ser humano que es, grande y humilde…
Pues sí, hay mucho qué decir del futbol y su público y su mundo … y tú resumes bien el asunto.
Y mira lo que pasó. Francia es el único equipo que ha mostrado un futbo bonito en este mundial. Ojalá ganen.
Saludos
Cruz
Allez les bleus!!!!!
Tienes razon cuando dices que ese dia a esa hora solo se podia ver a zizou dominar el balon hacia la arqueria…. lamento mucho que ya se tenga que retirar, lo que mas admiro de él, no es su inmenso talento sino su respeto y su humildad ante el mundo… Allez Zidane..
"Pase lo que pase, te podrás retirar en paz."
Ironico este comentario tras el show que dio el domingo, no?