“Retrato de un hombre viejo“, Domenico Ghirlandaio, 1490 (Museo del Louvre, París).
“Swann siempre tuvo afición a buscar en los cuadros de los grandes pintores, no sólo los caracteres generales de la realidad que nos rodea, sino aquello que, por el contrario, parece menos susceptible de generalidad, es decir, los rasgos fisonómicos individuales de personas conocidas nuestras; y así, reconocía en la materia de un busto del dux Loredano, de Antonio Rizzo, los pómulos salientes, las cejas oblicuas de su cochero Rémi, con asombroso parecido; veía la nariz del señor de Palancy con colores de Ghirlandaio; y en un retrato del Tintoreto, el carrillo invadido por los primeros pelos de las patillas, la desviación de la nariz, el mirar penetrante y los párpados congestionados del doctor du Boulbon le saltaban a los ojos”.
(Por el camino de Swann)
Entrada de la serie Las referencias a la pintura en En busca del tiempo perdido.