La huelga en Francia

Hay que ser falto de ideas en este mundo para repetir el mismo chiste todos los años y sorprenderse por la falta de reacción del público. Pero bueno, en este mundo de homo sapiens todo se vale: Dan Brown escribió el mismo libro 3 veces y ahora es multimillonario. Supongo entonces que los sindicalistas franceses creen que todos pertenecemos a ese grupo de gente, de aquellos que fueron estafados por Manu Chao y fueron a comprar el disco “Estación esperanza”, sólo para darse cuenta de que era exactamente igual al anterior. Es que ni los efectos de miniteca de los ochenta, “cohete cayendo: piiiiuuuuu”, se lo cambió, el descarado.

Y así aparece el sindicalista francés, sudando y apuntándome desde la televisión, amenazando con “la madre de todos los paros”. Estoy seguro de que si lo grabas y le mandas el DVD a Michael Bay, lo meten en el casting de Transformers 4 (la tres ya la rodaron). Sólo este adefesio podría poner cara de sorpresa cuando le anuncian que los robots gigantes volvieron, pero que esta vez –la cuarta- sí es en serio y van a destruir la tierra.

Uno lo ve y se pregunta, ¿viejo, la madre de todos los paros no fue el mes pasado? ¿No y que no aguantábamos más? ¿Que el pueblo demolería al gobierno y tomarías las calles, etcétera? Ah, no, claro: eso era sólo una advertencia. Entonces, como burócrata soviético, el señor se pone a sacar números y explica que, como había tres millones de personas en la calle, la ley no puede ser aprobada. Luego sale el jefe de la policía que controlaba la manifestación y afirma que, según sus estimaciones, los marchistas no pasaban de dieciséis mil. Luego aparece un cuadrito en televisión y tenemos que calarnos un concurso de quién mea más lejos, entre un policía y un representante sindical. Después preguntan por qué hay tantos suicidios en Francia. Vaya aburrimiento.

Uno de los mayores éxitos de la clase política dominante en Francia (de todos los partidos, ellos se reparten la torta, tú sólo pagas impuestos) ha sido domesticar el movimiento obrero y reducirlo a una caricatura risible. En Francia, existe un fenómeno intraducible llamado “la rentrée”, algo así como “la vuelta” (la vuelta a clases, la vuelta al trabajo), que se asocia con el mes de septiembre. Pero “la vuelta” no se caracteriza solamente por la rutina que reaparece, tiene dos efectos secundarios, (a) la depresión parisina ligada a tener que –oh, Dios-, volver a trabajar después de un mes y medio de vacaciones en una playa marroquí y (b) las tradicionales huelgas de los sindicatos obreros.

Es como una versión comunista de Papá Noel: aparece la huelga, siempre en la misma fecha, pero en vez de regalarte algo, te quita tiempo, trabajo y te complica la vida; todo para que la siguiente mañana puedas ver al sindicalista discutiendo que si él mete 5 personas en un metro cuadrado de marcha, entonces es claro que marchó hasta la familia de Sarkozy contra el gobierno.

Debe ser que Sarkozy, cuando toma el metro en la mañana para ir a trabajar, reflexiona sobre la cantidad de gente amontonada en un vagón y decide reestructurar su política. Seguro.

La realidad es que una lucha legítima y un método eficaz han sido convertidos en una pantomima, una pieza esencial del vaudeville moderno que justifica “la democracia” a la francesa. Los movimientos sindicales no representan a los obreros ni a los empleados. Representan una complicada relación de poderes, de política y de fuerzas, en las cuales los sindicalistas apuestan en el hipódromo social que avanza sus intereses. El Presidente de un sindicato en Francia gana 7 veces el sueldo mínimo de la gente que se supone representa. Luego pretende explicar “lo precario de la condición obrera” cuando él hace rato que no tiene que escoger entre encender una calefacción que no puede pagar o morirse de frío. Por Dios, el tema de “la huelga” está tan trillado, que hasta los jugadores de fútbol multimillonarios pretenden hacerla. Movimiento social de los ultra-ricos, habrase visto.

Esta situación es síntoma de un mal mayor que aqueja muchas de las democracias occidentales: la elección que no representa nada. Es decir, la “huelga” supone la defensa de los derechos obreros, pero los obreros no están representados (sino por un individuo de intereses mezquinos). Vamos a elecciones y escogemos entre “el menos malo” de los candidatos, sin que nuestro punto de vista sea representado (porque tanto la izquierda como la derecha tradicionales han agotado su oferta electoral). Somos escépticos con los partidos, no creemos en su discurso, pero mejor votar por él porque si no, gana el otro y ese sí que es un desastre. Como tal, somos parte de la mayoría, de un 60% que vota por “el menos malo” pero a lo único que puede aspirar es a una esperanza remota, casi mágica, de que las cosas cambien a su favor (¿síndrome Obama?).

Un mensaje a los sindicalistas: La huelga, de manera tradicional, está muerta. Sólo logras hincharle las pelotas a los ciudadanos, frustrados y desconectados de tu propuesta. No solamente eso, sino que funcionas como parte del aparato, transformando una manifestación social en un producto aséptico, que no impacta y no logra nada, que el statu quo puede consumir alegremente. Las huelgas sindicales hoy en día no le dan miedo a nadie, hacen que el poder bostece y que los ciudadanos pierdan dinero y lleguen tarde a su trabajo. Como tal, ustedes contribuyen, gracias a sus métodos arcaicos y gastados, a que los ciudadanos no sientan que tienen peso ni voz. Se sienten atropellados, pero no quieren ser parte del circo huelguista que beneficia a los sindicalistas. Quieren defender sus derechos, pero no quieren que un político lo use como carne de cañón electoral.

¿Saben qué pasa cuando las personas sienten que ya no pueden representar su discurso en la polis? Dejan de creer en la democracia, luego en el lenguaje y luego, queman carros…

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4 Responses to La huelga en Francia

  1. PACO JONES says:

    El motivo de la huelga, según entiendo, radica en el proyecto de ley de retiro que el ejecutivo está presentando a la consideración del Parlamento, para elevar la edad de retiro de 60 a 62 años. En Estados Unidos la edad de retiro la va fijando la Administración del Seguro Social de acuerdo al crecimiento de la población, la relación entre trabajadores activos cotizando y los retirados cobrando, y actualmente la edad mínima para retirarse sin sufrir recortes en las pensiones es de 67 años. Y no sólo nadie se queja, sino que más de la mitad de los trabajadores en edad de retirarse optan por hacerlo y seguir trabajando, lo cual es permitido, ya que lo que se paga como pensión no llega ni al 50% de lo que se ganaba estando activo.. De otro modo, si no se producen ajustes periódicos a medida que aumentan las expectativas de vida y disminuye el crecimiento demográfico, en pocos años el Seguro Social de Estados Unidods colapsaría a corto plazo, cosa que de todas maneras va a producirse en el año 2050, según calculan, si no le buscan una solución al asunto (¿Eutanasia, quizás?). Leí además que los trabajadores del Estado francés, o al menos algunos sectores, pueden retirarse a los 50 años con la totalidad del sueldo como pensión. Si esto es cierto, aunque pueda sonar gobiernero, creo que los sindicalistas franceses van a tener que revisar sus banderas, porque lo que es ésta de la edad de retiro está llena de agujeros…

  2. vinz says:

    El tema es complicado. Los sindicatos no proponen *retirar* toda la propuesta, sino discutir entre todos para llegar a un consenso. El gobierno ha querido pasar como aplanadora por encima de todos, aprobando algo que *Sarkozy dijo que NO iba a hacer*: aumentar la edad de retiro a 67 años (¿retiro completo a los 50? Eso no existe acá, que yo sepa).
    Lo formidable para mí, de todo esto, es ver una sociedad que tiene herramientas para oponerse al gobierno y ponerlo en figurillas, como diría Mafalda. Que tengan razón o no (no soy experto en el tema), me parece fantástico que una sociedad diga, “usted afirmó lo contrario cuando era candidato, ahora vas a ver”, y le hagan complicada la cosa.
    Visto dentro de un contexto, me parece que a nivel internacional lo que hay es mucho ruido y pocas nueces. Esto no es una “revolución”, y nada peor que los bobalicones como Mark Weisbrot en The Guardian afirmando que estamos ante una sublevación mundial de la clase obrera, ahora globalizada.
    Esto es Francia.
    Hay huelgas *todos* los años.
    Lo que pasa es que antes no tenían Twitter y no se daban cuenta 😉
    Yo cubrí los eventos, más o menos, acá:
    http://www.twitter.com/vinz77
    Saludos

  3. Elgranj says:

    Interesante …

    Yo lo único que se es, que un país que trabaja 35 horas a la semana y de paso tiene mas de un mes de vacaciones no puede ser muy competitivo (sobre todo si tienes a los alemanes al lado, y a China presente en el mundo). Creo yo, que con un sistema de vida tan “flexible”, pues por algún lado se tiene que agarrar el dinero para seguirlo manteniendo, y esto es a través de elevar la edad de retiro.

    Digo yo …

    Saludus.

  4. vinz says:

    Buen punto. Los estadistas y sindicalistas franceses argumentan que la productividad de los empleados franceses es una de las más altas del mundo, por lo cual pueden lograr en 35 horas lo que otros países hacen en 40.
    Francamente, no tengo vela en este entierro. Creo que algún tipo de reforma es necesaria, pero es cierto que los Estados que sólo ven en los ciudadanos la “productividad” medida como capacidad a generar plusvalía en el presente (jamás en el posible futuro), no presentan un modelo de hombre que me parezca sea conducente a la felicidad.
    Obviamente, por eso no vivo en esos países.
    Saludos

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