Las francesas y las venezolanas

mujerLos continentes se encuentran separados por divergencias culturales y sociales cuya máxima expresión es la conducta sexual y de pareja. Confieso que jamás he entendido el cine francés por su forma de presentar el adulterio, una conducta a la cual no se le da mucha importancia, como si tu pareja te hubiese mandado a comprar ravioles y tú te apareciste con unos ñoquis, lo cual da lugar a una pequeña discusión sin trascendencia y asunto resuelto. En las películas galas, siempre aparecen escenas tipo:

Marido: (llegando de viaje de negocios) Hola, mi amor. Oye, tengo algo que decirte.

Esposa: ¿Ah, sí?

Marido: No sé qué me pasó… Había un cóctel en la noche y me lié con una camarera… Discúlpame, fue estríctamente carnal. Sabes que te amo sólo a ti.

Esposa: Ah, yo también te iba a comentar que el chico que trajo las pizzas me recordó a Alain Delon y bueno, me dejé llevar, qué se le hace.

Marido: Pues no te preocupes, eso pasa. Mientras nos amemos, estaremos bien.

Y asunto resuelto.

Esto lo traigo a colación después de un encuentro con uno de los músicos del grupo La Caravanne Passe. En medio de la fiesta, empezamos a hablar de lo que, para nosotros los venezolanos, equivale a una conversación sobre el clima entre europeos: la belleza de nuestras mujeres. La cosa fue más o menos así:

-Definitivamente, las venezolanas son bellísimas –me dice él-. Estuve casado con una.

-¿Ah, sí?

-Sí. Un caramelo increíble.

-¿Y qué pasó, pues?

-Nada, la diferencia cultural era muy grande.

-¿Diferencia cultural? –le pregunté.

-Sí. Sucede que nos fuimos de gira por la Europa del Este, ¿sabes? Con el grupo. Y bueno, yo soy músico… Así que en una fiesta, me enrollé con una chica de Eslovenia. Una rubia espectacular… Pues nada: regresé a París y, como siempre he hecho, decidí ser sincero con ella y decirle lo que había pasado.

-¿Y? ¿Cómo lo tomó?

El músico me miró de reojo, lo cual no auguraba nada bueno:

-Yo pensé que lo entendería. ¿Somos franceses, sabes? Ella escuchó mi relato y luego, lentamente, se dirigió hacia la cocina. Agarró un tenedor del fregadero y, ¡chas!, me lo enterró en el cuello. Quedé tirado en medio del apartamento, ahora tengo esta cicatriz –su mano desviste su cuello-, y luego ella se marchó.

-Carajo –fue lo más filosófico que atiné a decir.

He allí la gran diferencia entre las francesas y las venezolanas. Si le montas cachos a una francesa, ella no perderá la compostura: simplemente se acostará con toda la cuadra, desde el cartero hasta el policía, luego volverá un poco más ligera y tendrán sexo reconciliatorio.

En cambio, una venezolana traicionada tomará un tenedor y te lo enterrará en el cuello antes de hacer sus maletas y pasarle por encima a tu cuerpo que se desangra en la sala.

Extraño que el difunto Lévi-Strauss no haya escrito sus teorías antropológicas sobre esta diferencia que late, desde Caracas hasta París, bajo la piel de las mujeres…

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5 Responses to Las francesas y las venezolanas

  1. carlos says:

    las odias y las detestas.. esa es la relacion que se establece con estas mujeres, no le des vuelta al disco, no trates, EN SERIO, de entender porque, solo aprecialas.

    Es la mas extraña revelacion a la que he llegado, dado que estudio para tratar de entender a la gente, no trates de entender a la venezolana. estan buenas, son preciosas, a veces angelicales, a veces maternales, a veces unas diablas y a veces todas a la vez.

    Una pana me comentaba que gastaba casi un millon mensual en terapia, siendo ella misma terapeuta, y viendo un poco el lado de su vida que conozco le pregunto “por que te divorciaste con tu esposo, el pana es fabuloso, aun se la llevan bien, tienen sexo genial y se la vive metido en tu casa, y es medico vaya por dios!!!” y ella me dice ” No se” y arruga la frente..

  2. Solfeliz says:

    Hola Vicente…

    Gracias por el ratico agradable que me diste al leer este artículo y el comentario de Carlos complementa acertadamente la idea…me reí mucho.

    !Qué cosa!…no sabía que éramos tan difícil de entender en ese sentido.

    Saludos

  3. Marijuana says:

    Pues…si, jajaja. Cuando hablo con mis amigas todas coincidimos en eso! Entendemos que los hombres tienen el pipi en el cerebro, pero todos esos deseos deden terminar y comenzar aqui..con mua! ni siquiera la Manuela!!!! Para la venezolana: “ojos que no ven..corazon que no siente…”

  4. Pepé Le Mokó says:

    Coincido totalmente con tu apreciación acerca de las diferencias culturales entre ambos especímenes femeninos, pero sería por lo menos justo que escribieras algo sobre las reacciones de los venezolanos en una situación similar, porque creo que la reacción del venezolano ante el adulterio de su pareja (venezolana o francesa, da igual) sería similar al de la venezolana. Tengo una anécdota personal de mi ya lejana juventud, en la cual la reacción de un marido venezolano casi termina conmigo al encontrarme con su mujer, cuando él estaba regresando de encontrarse con su amante. Y no fue un tenedor lo que me esgrimió, sino una 38 que afortunadamente no utilizó. Creo que todo el asunto proviene (sin ánimo de ponerme filosófico) de una mezcla de egoísmo e inseguridad.

  5. vinz says:

    Sí, no sólo egoísmo e inseguridad, sino una profunda misoginia. Mi familia “in law” tiene muchas raíces en el interior de Venezuela y los llaneros de la familia tenían dos familias… Digo, dos casas, con hijos en las dos, ambas mujeres sabían de la existencia de la otra pero eso no se comentaba. Al enterrar a uno de los tíos, aparecieron hijos que ni se conocían, tarajallos de 20 años que nunca se habían presentado. La primera esposa estaba contenta por ser “la verdadera” esposa, era su único punto de honor. Todo se toleraba. Ahora bien, en la mujer es inadmisible: nada más que la lejana presunción de que ella piensa que fulano es sexy te puede ganar una coñaza memorable. Este año, mi primo estaba en un bar de Las Mercedes cuando se oyeron unos disparos: era un marido que fue informado que su mujer estaba allí con otro tipo. El fulano entró al bar y la coció a tiros, sólo a ella. Así estamos…
    En Francia, aquello de rotarse a las novias tipo Beverly Hills 90210 es lo más común. Un amigo veneko mío, terminó con su novia y al mes, ella se revolcó con un pana músico. El venezolano no lo podía creer, le dejó de hablar, cayó en depresión. “Pero tú terminaste con ella”, le dije. “Sí, pero eso no se hace”, fue su respuesta. En Caracas, jamás de los jamases se me hubiera ocurrido salir con la ex de un pana, a menos que tengan uno o dos años de terminados. En Francia, si no te pones pilas, los franceses se pasan por las armas a tu mujer, tu hermana y tal vez tu hija… ¡Saludos!

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