La costa este de los EE.UU. – Crisis, gente y comida

USA

Una breve escapada por New York, Filadelfia, Washington y Baltimore. Experimentando los últimos coletazos de un sistema para quien “desarrollo” y “comodidad” equivalen a engordar y volverse inútil.

Siempre he admirado a los norteamericanos por la capacidad de batirse entre las paradojas más grandes: Nueva York, una ciudad de lo más cosmopolita y diversa, plagada de inmigrantes; en el mismo país del midwest racista y fundamentalista católico. Saben, esos extremos que prácticamente definen a los norteamericanos, donde cada campo cree tener la razón, y sin embargo hay un mínimo de respeto.

Paseando por estas ciudades, varias cosas me impactaron, sobre todo ahora en tiempo de elecciones. Existe -extrañamente-, una necesidad (necia) de exponer y de afichar tu candidato presidencial. Donde quiera que vayas, en las casas de los gringos hay vallas enormes afuera explicando que aquí se vota McCain o que Obama es el mejor. Una obsesión, una vaina de equipo de fútbol, de ganadores y discriminados: En Nueva York, el apoyo a Obama es casi enfermizo. Sientes que, si te gusta McCain (porque es un candidato legítimo y tienes derecho de que te guste), eres un idiota que no entendió nada. Si vas por Obama, en otros Estados eres considerado un loco liberaloide.

Hoy en día, la cosa más punk que puedes hacer en New York es caminar con una franela de McCain o decir que te sabe a mierda Obama. La verdad que provoca. Porque no se trata de “discutir” o de “opinar” políticamente, se trata de afichar tu apoyo, hacer clanes, grupitos y sectas, y decir aquí, esta urbanización apoya a McCain. Porque es el bueno. Porque Obama es el que nos va a salvar. Y el que no coloque la pancarta de dos metros frente a su casa, es sospechoso de confabular con los derechoides/liberaloides, conservadores/proto-musulmanes, chauvinistas/terroristas…

En fin, mucha tela que cortar. Yo tomé algunas fotos de la gente, las impresiones que vi, especialmente en el principio de esta crisis económica, y de su cultura de servir comida como si fueras a pasar una semana en ayuno. Todas las noches es Ramadán, en esta ciudad de litros de café y donas de medio kilo llenas de manteca. Igual, el parapeto sigue, la gente continúa caminando por manhattan como si fueran extras de sex and the city y se quejan de lo más ignorante de la “crisis” porque el restorán de sushi a 200 dólares el plato ya no lo pueden pagar.

Amanecerá y veremos. Por ahora los dejo con las fotos:
La Costa Este de los EE.UU.

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