El japonés Tatzu Nishi propone un viaje de lo público a lo privado. Su propuesta consiste en crear espacios cerrados y privativos alrededor de lo que antes fuese un monumento público. “No me interesa el arte para especialistas- dice Tatzu-. Quiero que le llegue a la gente y por eso hago lo que hago”.
Nacido en Nagoya, Japón, Nishi vive desde hace veinte años en Alemania. Explica que la simbología civil y religiosa de los monumentos que vio en Europa lo sorprendieron, ya que su cultura no maneja los mismos códigos.
Al ver los monumentos regados por la ciudad, solos, indefensos y como simples espectadores, quiso darles el puesto que les pertenece, como esculturas y obras que gritan el legado ancestral y buscan subrayar el poderío europeo.
Por eso se planteó la posibilidad de cambiar las obras de contexto, para que el espectador tuviese una aproximación diferente a la obra. El resultado es impactante: Desde Gent, Liverpool, Colonia o recientemente Nantes, las obras vuelven a llamar la atención de los transeúntes al verlas encapsuladas, aisladas y en lo que Nishi considera su justo valor.
Así, la fuente de la plaza de Nantes se convierte en habitación de hotel que la gente puede visitar, e incluso alquilar por sesenta euros la noche.
El japonés afirma algo que se empieza a convertir en moneda corriente de nuestro mundo: La apropiación de los espacios públicos por los medios privados. Ya sea los medios de comunicación oligopolizados (ver el caso francés) o empresas que buscan privatizar el agua o el aire, nuestro mundo liberal se mueve hacia un panorama en el cual lo público será pronto una rareza. Tal vez sea eso lo que Tazu Nishi quiere mostrar…