Una conversación con el autor de « Windows on the world » y “el amor dura tres años”, en una fiesta de la high del cine francés. Extraño…
Estoy en un bar con mi amigo norteamericano Shane, quien quiere ser actor. Estamos tratando de montar un proyecto de cine para filmarlo en primavera. Shane me dice que tiene una fiesta para el cierre de una película en la cual tuvo un rol pequeño. Le pregunto cuál película. -Es la adaptación de “99 centavos”, el bestseller de Beigbeder. La dirigió Jan Kounen y la protagoniza Jean Dujardin.
Sólo tengo una pregunta para él: “¿Hay barra libre? ¿Champaña?”. -Supongo -responde Shane-. ¿Vamos entonces?…
Pequeña aclaratoria: Esto se supone que es lo que los franceses llaman “la crème de la crème”, el centro del cine francés. Jan Kounen (director de “Blueberry”), unido al actor más en boga del momento, Dujardin (“Brice de Nice”, “OSS 117”); en el libro referencia de Beigbeder. Yo pienso, “se armó un limpio, esto es champán y más champán, supermodelos y demás”. La noche promete.
“Blueberry” de Jan Kounen con Vincent Cassell
Pero supongo que estamos demasiado influenciados por la cultura “hollywood” o de “E-TV”. Llegamos a la montaña de Montmartre, a un loft donde se supone es la fiesta. El tipo de la puerta dice que no hay problema en que yo entre con Shane, pero que tenemos que ir a comprar bebida (¿?). Bajamos, encontramos un árabe y nos aparecemos con un vino abominable de 3 euros y una botella de heineken (Shane es prácticamente un extra y yo, bueno, soy yo; ni modo que compráramos un vino de château). Entramos a la fiesta. Hay un espacio grande, con una barra y un D.J., los muros son todos negros. Al final del salón hay un par de palmeras horrorosas, de luces rojas y verdes, que titilan todo el tiempo. Es toda la decoración.
Por supuesto que cuando llegamos a la barra nos dicen que “por qué nos molestamos” en comprar bebida, porque hay suficiente. El barman mira la botella de vino, frunce el seño y murmura un “merci” (gracias) nada convincente mientras la coloca de última, detrás de todos los verdaderos vinos.
Jean Dujardin, haciéndose el ruso después de su blockbuster “Brice”
Veo a Jean Dujardin, parado detrás de mí. Se dejó una cresta a lo Beckham, de proto-punk “chic”, y anda fumando más que una chimenea. Es imposible acercarse a él, ya que el tipo está prácticamente enterrado hasta las rodillas en groupies, una cola de mujeres que se afanan en echar chistes y hacerlo sonreír. Se ve aburrido.
Aparece Beigbeder, más allá, bajo el mismo panorama: Anda seguido de jalabolas, gente que creo que he visto en papeles menores en la televisión, que conversan con él y tratan también de hacerlo reír. El ambiente en general es más o menos igual, una vibra horrible flota encima de este lugar, con todo el mundo tratando de parecer o hacerse el importante. Shane y yo somos los únicos con zapatos de menos de cien euros (treinta, para ser exactos, comprados en el barrio africano). Le pregunto a Shane si no nota un ambiente extraño y coincide conmigo: Todo es ficticio, falso, de hollywood wannabe, pero sin los recursos norteamericanos. La gente habla de sí misma, explica por qué son tan inteligentes e intercambian tarjetas. Yo bebo champaña.
Beigbeder, el Dan Brown francés
Shane y yo nos dedicamos a lo único que sabemos hacer bien: Saquear el bar y el buffet. Hay comida hindú. Nos servimos dos platos. Mientras avanza la noche aparece más gente extraña: Un tipo de más o menos mi edad, con chaqueta de cuero, que fuma cigarrillos con filtro como la Pantera Rosa. Por Dios, sólo le falta el monóculo. Alguna gente nos mira raro, supongo que porque estamos vestidos “normal” y no tenemos lentes oscuros o el pelo pintado de morado. Conozco al sonidista de la película, quien me dice que la última toma de la película la filman la semana que viene, en… Canaima, Venezuela. Le digo que soy venezolano, y me pregunta si hay paludismo, malaria o mal de chagas en Canaima. Yo le explico que aparte del dengue, la fiebre aftosa y el cólera, no tiene nada que temer, pero que todas estas enfermedades se transmiten al tener sexo con animales. Que se cuide de los monos, y no tome agua nunca, ni que venga en botella. Sólo para darle más confianza, le explico la leyenda de la Sayona, el Silbón el Comegente Dorangél y los Pitufos que aparecen de noche cuando duermes.
Cuatro cervezas, dos champañas y tres vodka tonic más tarde, veo a Beigbeder sentado solo en un sofá. Está escribiendo un texto en su teléfono celular, y pienso si de pronto abordarlo. No sé muy bien para qué, ni cómo, pero estoy seguro de que no me lo perdonaría mañana si no trato de hablar con él. Me acerco tímidamente, hediondo a alcohol y algo zigzagueante. Mi francés se degenera cuando mi lengua trastabillea, pero qué carajo, moriré con las botas puestas.
“Estos tipos, siempre interrumpiéndome…”
-¿Monsieur Begbeder? -Pregunto tímidamente, tratando de no vomitarle el traje ni caerle encima, lo cual quedaría muy, pero muy mal.
-Vicente, escritor venezolano -aclaro, yendo en contra de mis principios de no definirme como escritor. Sería demasiado complicado, y un reto, a estas alturas de mi alcoholemia, explicarle mis teorías estéticas. Agrego: “me preguntaba si tendría usted algún consejo para con las casas editoriales francesas. ¿Hay algún secreto? ¿Alguna puerta trasera? ¿Cómo hago para que lean mi manuscrito y no le rechacen directamente?
Beigbeder me sorprende por su franqueza. No es para nada el tipo arrogante y hasta inculto que trata de parecer en televisión. Me pregunto de qué carajo le sirve dar esa imagen cuando puede ser un tipo interesante y normal. Me pide que me siente. Sus modales son impecables, nada inesperado de alguien que viene de la burguesía elitesca parisina.
Me recomienda algunas casas editoriales (Metaillé, Gallimard). No sé si decirle, (1) que ya las conozco y (2) que ya me rechazaron mi novela, mandándome una carta de esas bien redactadas que dice, “señor , (espacio, coma -ni mi nombre pusieron) gracias por permitirnos leer su trabajo. Lamentablemente no encaja con nuestra política editorial”… y demás blabla que significa que te recomiendan enrolles tu manuscrito en forma de cono y te lo metas por donde no pega el sol. Le hablo de mi novela y le explico que va a ser publicada el año que viene en España.
-¿España? ¡Qué bien! ¿Con Alfaguara? -Alfaguara, dice. Sí es arrecho.
-No, no, con una pequeña casa Editorial que va a sacar una primera edición. Estoy comenzando. ¿Qué, no me ve la cara? No estamos a nivel de Alfaguara todavía, bróder.
Lo de “bróder” lo deja algo mal parado, ya que va en contra de todas las etiquetas de modales franceses. A estas alturas me sabe a mierda. El tipo es amable, pero demasiado snob. Le tiro una punta, orientada a decir que sus libros me parecen malísimos:
-Lo que no entiendo es que, con tanta BASURA que publican por ahí, yo no consiga editorial francesa (mirándolo a los ojos)-. El asiente y me dice que sí, que publican mucha mierda.
Hablamos de las casas editoriales en USA y el uso de los agentes. Me dice que sólo su sexto libro logró ser traducido al inglés y que era difícil. Le comento algunas experiencias. Me da su opinión. La conversación fluye mejor y hasta empieza a caerme bien. ¿Por qué este tipo, que tan amigable puede ser, se dedica a escribir esas noveluchas? Parece tener el talento para escribir algo mejor. Será flojo, tal vez.
Hablamos de Paul Auster, de García Márquez, de Bryce Echenique y Kafka. Yo converso francamente, pero él parece creer que lo estoy evaluando. Supongo que es lo que se consigue en estos ambientes, gente evaluándote o tratando de sacarte algo. El me dice que antes tenía una editorial, pero que ahora no se dedica más a eso y que no tiene tiempo de leer mi novela. Yo le digo que nunca le pedí eso, que me está ofendiendo y que lo perdonaba porque imaginaba que todo el mundo le llegaba con ese tipo de pedido. El sonríe. Aparece alguien que le pide algo, él se disculpa y se levanta para irse. Yo me excuso también y le digo, “no se preocupe, nos volveremos a ver, estoy seguro. Al menos esoy seguro de que usted me verá a mí”. No entiendo por qué le dije eso. El me mira como que estoy loco.
Regreso al bar, vuelta al Vodka Tonic. Shane me dice que está aburrido y que nos vayamos, van a cerrar el Metro. El habló con un tipo que le interesaba, el fotógrafo, porque Shane quiere ser fotógrafo también. Le pidió hacer una pasantía con él, y el tipo le dijo que se fuera a lavar. Estamos saliendo cuando un grupo viene entrando, nos dicen que por qué nos vamos si la fiesta apenas comienza. Yo le digo que cierran el Metro y que no tengo dinero para el Taxi, ellos me miran como un obeso vería a un etíope hambriento. Voy al baño antes de irme, y en la cabina de la poceta escucho a una pareja haciendo maldades. Supongo que será Jean Dujardin, aburrido y sacándole algo de provecho a su celebridad. No lo culpo, supongo.
Termino mi vodka en el Metro, ante la mirada incrédula de algunos franceses. Francamente, no me veo en ese ambiente. O sea, me gustaría decir que es celos, pero todo era tan ficticio, tan prefabricado, tan primitivo y hasta ridículo. Pobre Jean, pienso, incapaz de pasar un segundo sólo sin tener a alguien al lado diciéndole lo bonito que es, lo bien que actúa, lo interesante que lo encuentran. Llego a la casa y me doy cuenta, después de pasar por esta decadencia, que, por más cursi que suene, soy feliz. Soy feliz porque no me importa, no quiero nada más. Este año ha sido increíble y he realizado mi sueño, publicar en España. Sólo quiero escribir y hacerlo sin cadenas, sin tener que ser presionado por un agente o lo que sea. Y, por ahora, todo ha salido excelente. Después, veremos. Hay que celebrar el AHORA, no pensar tanto en el futuro, pienso, mientras termino mi vodka y llego a la casa para contarle a mi novia la noche sureal que acabo de pasar.
Cher sobrinit:
Acabo de leer el breve relato de sus andanzas en la noche francesa y aparte de horrorizarme con su tendencia a la ingesta alcohólica, me sentí muy orgulloso por lo de la publicación de su novela en España, congratuleishons!! También estuve husmeando en sus fotografías de este año y pude comprobar que ya le quedan pocos sitios de Europa por jurungar (envidia que me da!). Por estos pantanales seguimos faranduleando, la anciana Chochy bien, aunque cada día más olvidadiza (el alemán…) y yo sigo vendiendo mi talento a Univisión, ahora bajo contrato exclusivo y con un no muy jugoso aumento de sueldo.
De salud todos bien, incluyendo a Selene, el Buby y los nietecitos, que ya son dos tremendos pelotudos.
Un abrazo grande, felicitaciones y siga palante.
Bolivarianamente,
Ton oncle Le Pepé
Saludos? Creo que les he escrito un par de mails y no tengo la dirección correcta. Eso, o que se copiaron el método poco original de mis ex-novias y me colocaron en la listica de ?ignore? (algunas en la lista de ?personas que quisiera castrar?, debajo de Bush. Nada como la (mala)fama?).
Les avisaré con más detalles lo del libro el año que viene. Me lo tenía medio secreto porque siempre son el tipo de cosas que se caen. Entonces uno queda como un bolsa o un hippie, hablando siempre de proyectos que no se realizan. Este por fin se concretizó? Por cierto, lo puedes comprar por internet, así que el público mayamero no estará censurado?
Saludos miles,
V. de Vendetta.
Te lo vengo diciendo, se están comenzando a hacer cosas interesantes en España y sobre todo hay bastante cancha para los latinos. Pero, no seas terco, es en Madrid la cosa, no en Barcelona. Considéralo, pero primero termina la tesis.
Gracias por el apoyo, bro… Tranquilo, la tesis es en Junio. Espero pasar la defensa, pero ya veremos (siempre la duda, la duda… Es filosofia).
Saludos por el Antartida,
V.
Saludos Vicente,
Frédéric Beigbeder, quién lo hubiera pensado. He leído un par de relatos del tipo, ese estilo frívolo, light, me parece hasta cierto punto aceptable, y por supuesto fácil a la hora de leer. Sí, es un escritor que tengó apuntado en la lista de escritores a leer. Como también tengo proyectado verme todos los episodios de los simpson.
Saludos otra vez
y que escribas siempre lo quieras e igualmente publiques, salud
Caiste en los encantos del dandy du jet set parisien…. même toi!!!!
"Beigbeder me sorprende por su franqueza" (quien diria!!!).
Bueno, la verdad el tipo se le facilito como Dan Brown…. reconozco.
En todo caso creeme COMPARTO tu felicidad ;-D
y como tu dices "Hay que celebrar el AHORA". El año que viene sera aun mejor… ya veras!!!
A.