Los parisinos están locos (y me están volviendo)

¿Son todas las ciudades grandes un especie de psiquiátrico ambulante o es sólo París?

Imaginen el panorama: Entras a un vagón del Metro y un sujeto se te queda viendo con los ojos puyúos, la frente arrugada y los brazos cruzados como si fueras a atacarlo. ¿Tú qué haces? Pues normalmente, te preguntas qué irá mal, empiezas a revisarte y hasta te cercioras de que tienes los pantalones puestos y no saliste de la casa sin ropa interior. Sin embargo, nada anda mal, es la façon d’être de los parisinos.

Digo bien “parisinos” ya que los franceses de otras ciudades son panísimas y de lo más normales. Pero en la capital, la gente anda estresadísima, todos están pegados en pepas tipo Xanax o Valium y van corriendo por la ratonera con cara de frustración.

El ejemplo perfecto es una de mis vecinas. Nadie le habla porque está loca. Nadie, por supuesto, excepto nosotros. A mí me cae bien, al menos me habla, lo cual es mucho decir en París. El otro día me tocó la puerta a las siete de la mañana. Yo estaba viendo las noticias, echado en la sala y francamente me asombró. Ella estaba llorando. Me explicó que “Nicolás la dejó” y le dijo que “no quería hacer el amor más con ella”. Ahora, aclaremos las cosas antes de que malinterpreten y piensen que ella me quiere montar en la olla.

Madame Frugier tiene 70 años y está más arrugada que una pasa. Nicolás, su supuesto “novio”, va pisando los ochenta. Y no es que yo sea cerrado a las conversaciones, pero que a las 7 de la mañana una abuela venga a contarme cómo tiene interacciones con su geronto-novio no es exactamente la forma más ideal de despertarse. Pero ella no quiere pasar por una vieja y le parece que esa es la mejor forma de afirmarlo, ella es una “chica” liberada y sexualmente activa. Ayer me la volví a encontrar. Ella lloraba en la puerta de entrada, y todos los comemierda vecinos le pasaban por al lado como si ella tuviera la polio. Yo traté de reconfortarla, “Madame Frugier, ¿qué le pasa?”, a lo cual me arrastró a una historia de triángulo amoroso entre ella, Nicolás y otra chica que francamente me quitó el apetito, ahorrándome el pollo del almuerzo.

El caso de Frugier no es aislado. Más bien es el típico caso de señora parisina: Sola, mayor, sin nadie con quien hablar, tomando antidepresivos (me lo confesó) y completamente miserable. Sus hijos la llamaron apenas el 24 de Diciembre, y el 31 lo pasó con otro vecino del edificio. Por supuesto que detesta las navidades, ¿ustedes no lo harían si fuese la época en la cual más solos se sienten?

Yo por mi parte, me niego a caer en la psicosis colectiva. Este año termino mi tesis… ¡Y me voy de aquí!

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5 Responses to Los parisinos están locos (y me están volviendo)

  1. Nostalgia says:

    Al menos la doñita es sincera y sin tapujos….aquí estas damas de otoño aparentan ser tan pías y puritanas que dan hasta asco. Para ellas "everything is ok", aunque se estén cayendo a pedazos moralmente.
    saludos Vinz y feliz 2006 🙂

  2. SiLuis says:

    Una ventaja de vivir en una ciudad grande es que te da cierta privacidad e independencia, lejos del correveydile pueblerino. Yo pienso que Paris es demasiado campesina, una vez que "caes" en algun circulo… tooodoooos se conocen ! Pero bueno, es una cosa de personalidad o eres metiche o no lo eres, el mundo es el limite.

    Lo de los depresivos de mme Frugier, no te lo habra comentado mas bien como una "confidence" que como una "confesion" ?

  3. cjs says:

    Vicente: Cuando me vine a Ñuyor pensé que la gente iba a ser como la describes. Mas mi sorpresa fue grande al descubrir al neoyorquino extremadamente amable y conversador con cuanta persona se le cruce. Si una mujer está sentada en una escalera agarrandose la cara, es seguro que varios transeuntes se acercarán y brindarán su apoyo. Los vecinos pecan de entrometidos a veces de tan amables.
    No sé si es para tanto o soy yo, que de tan jodido que me he puesto, veo un acto bondadoso y me asombro.
    Un saludo.
    Pa’ cuando mi link.

  4. Vicente Ulive-Schnell says:

    Bueno, es verdad que todas las ciudades grandes tienen su fama de ser individualistas. Pero París es una de esas que tiene poca fama, para lo fría que es. La gente en New York, a pesar de parecerme un poco seca y con la eterna obsesión gringa de creer que eres Jack el Destripador o Oussama Bin Laden antes de conocerte, suelen ser bastante amigables, abiertos y sinceros una vez que los conoces.
    En París, las viejas mueren solas, no soy yo el que descubrió esto. Es típico que suceda que un vecino huele el pasillo a podrido, y al investigar, llame a los bomberos para que derriben la puerta de una anciana quien se murió hace una semana en su cama, solo que nunca nadie se dio cuenta ya que nadie, ni su familia, la llamaba.
    Tampoco es que sea una excepción cultural, basta hablar con un francés proveniente de otra región para constatar que ellos también sienten esta sequedad, desidia e individualismo.
    Al final, es lamentable, una ciudad tan bella y con tantas oportunidades, reducida a un basurero espiritual gracias al individualismo.

    P.D.: El link viene en camino.
    P.D.:2: No sé si Mme. Frugier me haya dicho lo de los antidepresivos como confesión, aunque hace rato largo que había adivinado que su inestabilidad emocional (y la del 80% de las viejas en la calle) era fruto de pepas. No por nada son los parisinos los más grandes consumidores de farmacéuticos en el mundo.

  5. Caribe says:

    Igual piensan los argentinos del interior de los porteños y el resto de Brasil de los paulistas, y los colombianos de los rolos y los mexicanos de los chilangos.
    Creo q es un mal capitalino, pienso lo mismo de NYC, me parece ver un viaje de zombies con cara de culo, no son mala vaina sino el espiritu de la ciudad, como eso q dices de q cada quien anda en lo suyo y no hay tiempo para socializar, parte de la paranoia y lo neurotico de vivir en ciudades grandes. No se…
    Sabrosas son las ciudades grandes con alma de pueblo 🙂
    Pero es arrecho juzgar si uno solo va de visita. Diria q Barcelona y Atenas tienen esa alma de pueblo, bueh… los catalanes pueden llegar a ser tan "especiales" como los parisinos, no tiene n q entrenar mucho la verdad… Q se yo chico me extendi mucho.
    Despues me cuentas para donde te largas.
    Abrazo, maintenant je lis mon lonely planet livre sur l’egypt 🙂

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