La histórica ciudad de Weimar, mucho que ver y una grata sorpresa…
Weimar fue la sorpresa más grata del viaje. Toda una epopeya. Primero que todo, vale aclarar que el clima nunca se mejoró a lo largo de la vacación. ¿Verano? ¡Vasié! Esta es la foto de la carretera durante el trayecto entre Dessau y Weimar. Nada más de ver la foto me da frío…
Llegamos a Waimar tarde y con poca gasolina. Uno de esos alemanes que “hablaba inglés” no supo decirnos si había o no un camping en la ciudad y, después de buscar como locos, terminamos preguntando en el Hostel. “¿Camping?, no, sólo hay este hostel”, nos dijo un empleado y como ya veníamos golpeados no podíamos gastar 25 Euros más por noche en el Hostal. Le pregunté cuál era el camping más cercano y él me explicó con un mapa que había que ir veinte kilómetros al sur.
Empezamos a rodar y la gasolina se iba gastando demasiado rápido. “Echamos en el camino”, pensé, sin saber a dónde íbamos. Resulta que eran puros pueblitos, con apenas dos o tres casas de agricultores en el medio de la nada; no había gasolinera ni estación de absolutamente nada.
Cuando se encendió la luz del tanque, pensé que triste final, para un viaje que iba tan bien, el quedarse varado en el medio de esto:
Así que me bajé en un restorán -el único- y pedí direcciones en puro alemán. Derecho –geradehaus, eso sí lo entiendo- diez kilómetros. Ni modo, seguimos el camino… Y llegamos a una bomba. Pensé que podía estar cerrada, ya eran las siete de la noche. Sin embargo, el tipo nos atendió excelente y nos dirigió hacia el camping más cercano.
Llegamos al camping y lo conseguimos invadido: miles de alemanes estaban instalados ahí. Algo pasaba. ¿Tiene puesto para esta noche, una carpa?, pregunté en la recepción. Por supuesto que ella no hablaba inglés y a duras penas entendí que “si no nos molestaba la música”. ¿Música?, insistí, ante la horrible idea de que te despierten unos teutones al día siguiente tocando la cornucopia o qué sé yo. “Hay un festival mañana”, me explicó la señora y me señaló una pancarta: al día siguiente, del otro lado del río, tocaría Foo Fighters, Queens of the Stone Age, The Hives, Good Charlote y demás bandas en un festival europeo de rock. ¡No lo podía creer!
Al día siguiente, visitamos la ciudad con su famosa plaza central y pasamos el día ahí, aunque con las ansias de esperar el concierto.
Fuimos a la Universidad de Bauhaus de allí (sí, ya sé, es el tour de la Bauhaus),
A la casa de campo de Goethe (el escritor)
Y a la casa “normal” de Goethe, a doscientos metros de distancia la una de la otra.
Al día siguiente fuimos a la casa donde murió F. Nietzsche, y vimos los archivos que su hermana recopiló, falsificando datos y quemando documentos, más que todo para complacer a aquellos que decían que Nietzsche era la filosofía base del Nazismo.
En la noche, vacilamos el concierto desde el otro lado del río. Decidimos quedarnos una noche más, la estábamos pasando bien y yo quería escuchar, aunque fuera de lejos, algunos de los grupos. Se nos había acabado el dinero y la tienda cerró temprano, así que bebimos agua. Pero felices. Estuvimos 3 noches, dos días y medio, en esta excelente ciudad. Al final tuvimos que volver, todo lo bueno se acaba.
Tiempo transcurrido: 3 noches.
Kilómetros recorridos (total): 1347.
Nivel de desnutrición: 7, ¡puro atún…!
Rating de la ciudad (con respecto a las otras visitadas): 4/7
C’est fini? =) Esperemos a ver a donde te piras en el proximo, no mas de una semana comiendo atun claro esta! sardinas para la proxima =)
Coño que buena sorpresa la del concierto, es un momento Forest Gump (como les digo yo), una vez me paso caminando por Trocadero, veo que hay mas gente en la Torre Eiffel que de costumbre, pregunto y me dicen: no, es que Jean Michel Jarre va a dar un conciertico… :O compre una botella y el resto te lo imaginaras…