Rótterdam, segunda ciudad del viaje y una excelente sorpresa. En el menú: edificios, carros mal estacionados, Calatrava y granizo.
Así que llegamos a Rótterdam, sin saber a qué atenernos en esta ciudad holandesa. El clima y todo lo demás no nos había ayudado en Amberes; la vacación todavía no empezaba.
Sin embargo, Rótterdam fue una de las sorpresas más agradables del viaje. Nos hizo ver que aquello de que en Holanda sólo hay Ámsterdam, lo demás es “monte y culebra”, era falso. Llegamos directo al centro de la ciudad, buscando la oficina de información para tener las direcciones de los camping y buscando una tienda para comprar una cobija, porque el frío que habíamos pasado en la helada noche europea nos tenía el cuello tenso y decidimos que era imposible seguir sin cobija -a pesar de estar en el verano-.
Rótterdam es una increíble ciudad que combina la arquitectura tradicional holandesa con iniciativas de vanguardia como en el centro de la ciudad que ven arriba. Caminas por la ciudad y, al apartarte del centro, caes en las pequeñas calles que guardan todo el sentido tradicional del país.
Lo que más me gustó, o lo que me parece interesante en toda ciudad, es ese esfuerzo por modernizar y dinamizarse a la par de conservar el legado histórico. Ciudades como Londres y Rótterdam intentan re-crearse e innovar, sin perder su identidad. No es el caso de París, cementerio decrépito de arquitectura arcaica donde si propones hacer una construcción diferente (como el Pompidou o la pirámide del Louvre) te ganas el escarnio público porque “atentas contra la memoria”.
Aquí, por más extraños que parezcan algunos edificios, no se puede negar el intento de modernización. Y eso me encanta: gente pensando, yendo hacia delante, no conforme con lo que se tiene y tratando de avanzar con la historia.
Ahora bien, después de instalarnos en el camping y comer algo de atún, salimos a pasear por la ciudad. Rótterdam me fascinó en el buen sentido, es decir, no hay muchos turistas y puedes de verdad sentirte en la ciudad, no como Ámsterdam. La capital, por más impresionante que es y sus dos portentos de museo, no deja de caer en un abuso turístico; gringos y europeos anonadados por la cultura de los coffee shops, camioneros babeándose en las vitrinas de los sex-shops del barrio rojo. En Ámsterdam no eres sino un imbécil más, otro que vino a abusar y a abusarse junto a las hordas de turistas con las franelas de “legalize” que sólo buscan entretenimiento fácil.
Acá, los coffee shops están más escondidos, subterráneos y para los locales y el barrio rojo nunca lo vi (tampoco busqué mucho), cruzando un par de locales hacia el puerto algo discretos, menos agresivos que en la capital. La verdad que aquí sientes que puedes hacer lo que quieras, sin que nadie te moleste o te juzgue. Es una sensación interesante. Además, si abusas de la Heineken o de los propios coffee shop es probable que termines como éste que vi en la calle, quien tuvo algo de problemas para estacionar su carro:
(Sí, la foto es de verdad)… El primer día caminamos más que un loco y llegamos a ver el famoso puente Calatrava. Su trabajo es impresionante, pueden ver algunos de sus puentes en Sevilla y Bilbao y, si mal no me equivoco, es quien está diseñando el nuevo World Trade Center después de lo de Bin Laden.
Al día siguiente, sin embargo, el clima nos alcanzó: he aquí el mismo puente visto 20 horas después, desde un taxi-boat:
El clima sólo podía empeorarse. Caminando por la ciudad, finalmente sucedió lo increíble: Nos cayó GRANIZO en la mitad de Agosto. Si este no es un continente loco…
Así que aprovechamos para ir al museo. Yo estaba algo triste ya que llevaba 15 meses sin ver el sol y la lluvia me pone algo melancólico, pero la verdad que el museo fue lo mejor. No sólo una exposición de surrealistas con René Magritte y Dalí, sino que todo el edificio y el museo está diseñado de manera interactiva, con pantallas que son sensibles al tacto y muestran información adicional. Es una excelente opción.
Luego decidimos subir al “Euromast”, un mástil de cien metros que da una excelente vista de la ciudad. Aquí tienen tres fotos:
Y para terminar, caminamos por lo que ellos llaman “la Venecia de Holanda”, una parte hacia el sur de la ciudad con calles estrechas y algo de canales. Nos sentamos en los bancos y vimos el atardecer, antes de volver al camping y tomarnos el vino que habíamos traído.
En fin, Rótterdam vale la pena. Se los recomiendo ampliamente, sobre todo si ya conocen Ámsterdam y quieren volver a Holanda, no duden en pasar por esta ciudad.
Tiempo transcurrido: Casi dos Días; 2 noches.
Kilómetros recorridos (total): 379.
Nivel de desnutrición: 1, a punta de atún…
Rating de la ciudad (con respecto a las otras visitadas): 6/7
Cuidado con el frio!
besos
De verdad excelente ciudad, con un sistema de transporte publico impecable. La arquitectura osada interesante sin ser edonista o egocentrista; por cierto Calatrava està encargado de la estaciòn de metro del world trade center en NY; el proyecto de la torre mas alta es de Daniel Libeskind, al parecer tambien participan Fumihiko Maki, Norman Foster y Jean Nouvel, con otros edificios.
Sweet! Sigo leyendo! No la conozco, amenos tus relatos de viaje como siempre!
Al rato!
Cochina envidia, Vicente 🙂
Ese puente es una obra de arte, Santiago Calatrava es mi arquitecto favorito…has visto The turning torso en Suecia? Para quedar sin aliento!
saludos ♥♥
Gracias por tus comentarios, dan ganas de visitar Rotterdam. Me alegro que hayas pasado unas buenas vacaciones.
De Holanda siempre he dicho que solo vale la pena Amsterdam y Rotterdam, lo demás no es ?monte y culebra?, mas bien es "molino y bicicleta"
La verdad es que yo he estado en rotterdam y me encanto, es una ciudad que comparte lo antiguo con lo moderno. La gente va por la calle a su stylo y es realmente emocionante. Lo que si me gustaria que me dijeras donde se encuentra exactamente ese mastil porque voy a volver a ir alli dentro de unso meses y me gustaria visitarlo. Muchas gracias.