Llevo tiempo (por no decir toda mi twitter-vida) preguntándome cuál es la relevancia de la red social Twitter. Más allá de participar en el imperio de lo efímero en 140 caractéres y aplacar mis ansias de existir en ese mundo virtual, admito que soy un twitter-voyeurista: me encanta leer las confesiones de mis camaradas, quienes compartirán desde el menú del desayuno hasta el momento en el cual entran y salen del motel con su pareja.
Ayer leí la entrada de Luis Carlos Díaz, con quien discrepo más en la forma que en el fondo, y ambos llegamos a la conclusión de que twitter ha sido una bendición para los blogueros hardcore. Una vez pasada la moda de abrirle un blog al gato o el muy original “confesiones de un hombre/una mujer soltera”, los gritones erostratistas ávidos de fama virtual se han desplazado al twitter para llenarlo con sus sandeces. Así que por aquí reina la calma. Un alivio.
Por supuesto que no todo twitter son una parranda de ególatras teorizando sobre el mejor café Starbucks o escribiendo que la persona que tienen al lado en el metro apesta. Hay periodistas, escritores e intelectuales serios cuyos tweets permiten acceder a valiosos vínculos que jamás hubiésemos leído por nuestra cuenta. Así que cada quien hace su twitter: llena tu Timeline de imbéciles y no te extrañes de tener tweets imbéciles.
Sin embargo, me da la impresión de que lo más interesante de twitter no es el sistema en sí, sino la imagen o idea que se hacen de twitter los poderosos. Cuando leo sobre las restricciones a twitter en Irán o China, me pregunto si el gobierno que busca regular esos 140 caracteres con medidas draconianas está hablando de la misma red social que yo. ¿Qué importa que persiankiwi escriba y denuncie que le están cayendo a palos en las calles de Teherán? Lo leemos, nos sentimos mal, lo condenamos: la realidad es que la ONU no va a pasar una resolución porque Yoani Sánchez tiene un policía persiguiéndola por La Habana.
Por todo esto, cuando leí esta noticia hoy, “CICPC [la policía científica venezolana] detiene a 2 twitteros por difundir rumores falsos sobre bancos” me imaginé algo como la película War Games (¿se llamaba War Games?), donde un Mathew Broderick pre-adolescente se infiltraba en el Pentágono con una Comodoro 64 y desataba una guerra nuclear. Salí corriendo a buscar el Timeline transgresor: ¿qué se puede publicar en 140 caracteres que amenace al sistema?
La decepción fue total. Uno de los sujetos en cuestión, un tal “leaoxford” escribió, entre sesudos análisis sobre Maradona como “el drogo” y Galarraga lanzando “28 outs” que él “nos lo estaba diciendo”: teníamos que retirar nuestro dinero del banco X.
Vuelvo a la noticia original y veo que se le imputa intentar generar una corrida bancaria. ¡Una corrida bancaria! Pues no sé cuánta gente leerá el twitter del señor leaoxford, pero debe ser famosísimo. Porque estemos claros: poner sus finanzas entre las manos de un tweet de 140 caracteres es como creer que el Pulpo Paul es el Oráculo de Delfos. Surgen varias preguntas: si el sistema bancario venezolano es tan sólido (“uno de los más sólidos del mundo”), ¿cómo es posible que se derrumbe con el tweet de un desconocido en Ciudad Bolívar? Además, ¿qué clase de retardado va y retira todos sus ahorros porque un tipo en el interior, después de publicar “es mas no debe haber futbol en las pantallas de los estadium, tal como sucesio aca en la copa america 2007@CataRoque” (sic), dice que “él advirtió” que debíamos sacar nuestro dinero?
¿Habrá algo que no estoy entendiendo? ¿Se me escapa? Porque hasta acá, para mí twitter era una simple moda gritona, donde podemos leer insultos a Juanes o a Calamaro porque viene a Venezuela. Pero para mí es tiempo muerto o perdido leer al escritor Armando Coll, cuando afirma ““Hay que ser bien come m… para ir a un concierto de Calamaro gratis. Es que ni con un servicio de Veuve Cliquot por la casa”, y la diatriba que le sigue.
Por eso me pregunto, en medio de esta sarta de boberías, ¿por qué le interesa al poder que la gente ventile sus fobias barbáricas? ¿No les conviene más dejar a ese espacio estéril tranquilo? ¿Por qué le tienen fobia a twitter?

Estimado Maestro Marco Granados:



“Esa es la peor tragedia que tiene Venezuela en nuestros días -le escribe furibundo Juan Otáñez a Justo Ceballos-: todos ríen. Hace tiempo que se fueron los dioses. El país en la medida que se desborda en iniquidad se afianza en ingenio. Los padres dicen que se prostituyen para que no se les prostituyan las hijas. “La Constitución, como las mujeres hermosas, nacieron para ser violadas”, escribe Vallenilla Lanz, quien tiene la habilidad de cruzar el pantano sin ensuciarse. Aquí se ha perdido toda noción de juridicidad y decencia. Gómez no sólo ha sido reelegido presidente, como lo prohíbe la Constitución, sino que ese Congreso de eunucos le ha prorrogado el mandato hasta 1922. La gracejería ha sustituido a la dignidad, la habilidad a los principios, las opiniones a las creencias. Aquí el arquetipo predominante no es ni Bolívar, ni Miranda, ni el mismo Castro, que con todas sus loqueras tenía la brillantez de su talento y el mérito de pensar en forma épica. Todo esto es un inmenso pantano, sórdido, mezquino y degradado, donde el héroe es el general o todo lo que se parezca a él, esto es: el brujo montaraz a horcajadas de la cultura, la intuición bárbara arrollando la lógica y el saber, la picardía campeando sobre la inteligencia y la probidad. Se ponen en boca del bárbaro anécdotas que su pobre cerebro es incapaz de concebir, auqnue tengan el sello del mal gusto. Venezuela se ha convertido en un adefesio tanto en la forma como en el fondo. Ya han desaparecido de nuestra vida política las grandes frases de un Guzmán, o de un Andueza, unas grandilocuentes y otras rebosantes de verdadera chispa criolla. (…) Dicen, y esto es lo único gracioso que recuerdo en los últimos tiempos, que cuando Gómez hizo nombrar presidente provisional a Márquez Bustillos para evitar ser el responsable de la neutralidad de Venezuela, y que les dijo a los embajadores aliados que volvían a hacerle presión para que entrase en guerra: “Hablen con el Presidente, porque yo estoy de permiso”.
A veces, cuando me siento aburrido y con ganas de perder el tiempo, me pongo a pensar en boberías de tipo cómo jugar ajedrez sin las dos torres o cómo sería un país con insituciones que funcionan.