Qué decepción, francamente. No decepción con los candidatos -no se le puede pedir peras al horno-, sino con una Francia cansada de pensar, de buscar, de innovar. Esto no va a cambiar, nadie quiere que cambie y seguiremos en la lucha eterna de defender valores de hace cincuenta años. El Herodes francés debería proponer matar a todos los viejos, pero ni Sarkozy ni Segolène serán la encarnación gala del emperador romano.
Después de lo que comentamos aquí sobre las elecciones en Francia, hoy dieron los resultados: Sarkozy (derecha), casi 30%, Segolène (izquierda), 25%. Van a la ronda siguiente, mientras que los demás quedaron bastante atrás, un Bayrou (centro -¿qué es el centro?, buena pregunta), 17% y el derechista fascista Le Pen con poco más de 10%.
Así que vuelve la dicotomía ficticia, los Skywalker contra Darth Vader, Rocky contra… Contra el otro carajo, dependiendo de la película. Dependiendo de su película particular, usted escogerá a Sarko o Sego como el héroe/antihéroe respectivo.
Es decir, “izquierda” (el Partido Socialista) contra la “derecha” (el UMP de Sarkozy), en un país donde el PS tiene poco de izquierda y donde el UMP quiere convertir a París en New York. Que no se me malentienda: New York es estupendo, para la gente que vive allá; me pregunto hasta qué punto la gente francesa soportará la lógica de trabaja-trabaja y sigue trabajando para hacer dinero para las transnacionales, mientras sublimas tu necesidad de consumo comprando un automóvil del año.
Esto no fue una elección señores: Fue una estafa. Fue como ver los premios Oscar, donde siempre gana la peor película, apuntalada por los lameculos mayores. Aquí, en el país “de la libertad”, no hubo un solo debate, lo que hubo fueron propuestas aisladas entre una izquierda regalona y desesperada de recuperar a los electores (Segolène propone un sueldo mínimo a mil quinientos, habitaciones gubernamentales gratuitas de por vida y una “beca” de 400 Euros para los jóvenes recién graduados), y una derecha que demuestra cada vez más que sabe muy bien imitar el discurso gringo pero que no tiene ni la más remota idea de qué trata (Sarkozy: Inmigración “escogida”, discusión de los “valores patrios” -¿proud to be american?-, y reducción de impuestos para las empresas que nos desangran cotidianamente).
En fin, muchachos, la pregunta: ¿qué (carajo) hacer? Segolène es horrorosa. No me gusta. Es ignorante y está mal preparada. Sarkozy, por su lado, lo detesto. Es un facho yankilómano que sólo ve a la gente en base a la cantidad de plata que producen, a lo que consumen, a lo que “valen”. Un tecnócrata de escuelita, pues, con poca afición para las medias tintas, igual que Bush, todo es blanco o negro, bueno o malo, inmigrante o patriota.
Yo no voto. Gracias a Dios no tengo ese derecho acá. El más pragmático dirá que entre “horrorosa” y “detestable”, debería votar por Segolène. Pero eso es más de lo mismo, seguir igual, asistencialismo piche sin proyectos, Francia creyendo que siguen existiendo los reinados y que la globalización es un mito. Sarkozy, en cambio, es cambiar todo lo único que sirve: la seguridad social, las pensiones, las leyes laborales. Veremos. No me como el cuento de Sarkozy como el peor mal que le pueda suceder a Francia, pero si ganara es verdad que sería bastante, pero bastante, malo. A menos, claro, que se sea dueño de una empresa que aparece en la lista Forbes.
Ustedes, ¿qué harían?