Alberto Fujimori: ¡Al paredón!

Fujimori debe pagar

Hay sujetos detestables en el mundo. Gente que es muy difícil comprender, ni hablar de perdonar. Fujimori, con las cosas que ha hecho en esta última semana, es candidato perfecto para nuestra sección, “personas que deberíamos apedrear si fuéramos musulmanes fundamentalistas”.

¿Quién entiende a Alberto Fujimori? Es, sin duda, uno de los personajes más enigmáticos de la política contemporánea en Suramérica. Todos lo recordamos por el auto-golpe constitucional que llevó a cabo en el ’92 y aquella imagen histórica poco después: Fujimori-Rambo parado en un jeep con un chaleco anti-balas conduciendo el asalto contra los guerrilleros que daría fin a Sendero Luminoso.

En cuanto a su acción como “Presidente”, no puedo opinar al respecto, no soy peruano. No tengo la menor idea de si reactivó la economía, trajo inversores privados o estabilizó la moneda. No me interesa. Son justificaciones de pacotilla, como excusar a Pinochet patéticamente diciendo que le hizo un “bien” a la economía del país. Pinochet era un hijo de puta y el hecho de que haya construido mil edificios y tranvías no lo exime de sus crímenes. Tampoco es algo original (ni siquiera como argumento) así que espero que se pudra junto a Videla, Trujillo, Somoza, Pérez Jiménez y toda esa calaña, como los que tumbaron a Jacobo Arbenz en el ’54.

Volviendo a Fujimori: La única razón por la cual lo vemos como un tipo no tan malo es porque la vara de comparación era Vladimiro Montesinos. Para decirlo en sureño, ¡chucha!, es que así cualquiera queda bien parado.

Ahora sucede que Fujimori, residenciado en Japón, se le acusa de atentar contra los derechos humanos y haber hecho lo que todos sus colegas arriba mencionados hicieron. ¿Mentira? ¿Calumnia? ¿Revanchismo político? Puede ser.

Pero Alberto Fujimori, para evitar ir a los tribunales, ¡decide presentarse como Senador en Japón! Qué descaro, gente, no me negarán. El que la debe la teme, como decimos en Venezuela. Es una rata que corre para salvarse de lo que le toca, su merecido.

No me extrañaría que los japoneses terminaran eligiéndolo y salvándolo de la extradición. Peores cosas he visto en este mundo. Lo que sé es que las acciones de Fujimori son bastante claras y su cobardía y oportunismo me dan asco.

En fin, en nuestra escala Personas que deberíamos apedrear si fuéramos musulmanes fundamentalistas Fujimori recibe un esplendoroso 8/10, medido en Fatwas. Gracias, Alberto, por demostrar que la política es un asco, una piscina de mierda donde se retuercen los cerdos de la peor calaña. Púdrete.

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