Muere Slobodan Milosevic

El sábado murió Slobodan Milosevic. ¿Cuáles consecuencias para el derecho internacional? Solamente el dejar inconcluso uno de los juicios más importantes (por no decir el más importante) de la historia…

Quien fuese presidente de Yugoslavia y responsable de propugnar casi una década de guerras en los Balcanes amaneció muerto hoy en su cárcel de la Haya (Holanda).

Slobodan Milosevic, artífice de masacres y enfrentamientos bélicos en Bosnia, Croacia y Kosovo que produjeron más de 200 mil muertos, murió aparentemente de causas naturales, dejando acéfalo uno de los procesos jurídicos internacionales más esperanzadores en cuanto a la condena por “crímenes contra la humanidad”.

Milosevic fue el primer jefe de estado a ser enjuiciado por genocidio ante un tribunal internacional, y su muerte acaece a sólo semanas de concluir el juicio más largo por crímenes de guerra en la historia.

Qué lástima que no hayamos podido terminar de establecer el precedente necesario para que los demás abusadores que se parrandean por ahí de lo más tranquilos comenzaran también a temblar.

Claro, habría que hacer caso omiso al hecho que los Estados Unidos de América del Norte e Israel no ratificaron el tribunal de la Haya, declarando, en el caso USAno: “no podemos ratificarlo porque como somos el país que más interviene en el mundo, estaríamos constantemente defendiéndonos ante el tribunal”. Eso, y el hecho de que cuando se actúa con el aval del propio Dios, ¿para qué se le va a pedir permiso a unos tipos embatolados en el medio de Bélgica?

Seguimos, como decía el disco de Nine Inch Nails, en un “downward spiral”, un espiral descendente donde se pasa por encima del derecho internacional y el abuso. Que Bush haya declarado con doble moral que permitir a la India desarrollar energía nuclear está bien pero que Irán no puede hacer lo mismo tampoco nos va a sacar del espiral.

En fin, la receta hacia el infierno: tome una pizca de fanatismo religioso (católico y musulmán), agréguele unos cuantos kilos de uranio enriquecido, y unas cucharadas de especies hindúes. Deje que la mezcla se sedimente, y luego quite la capa iraní que sale flotando. Meta el todo en un caldero y déjelo en baño maría unos años. Ah, y asegúrese que el único loco en todo el asunto se muera antes de que pueda dársele sentencia.

Vamos pa’lante…