Una de las concepciones heredadas y vehiculadas por la inteligencia globalizadora es la creencia en la posibilidad de sustituir nuestra dependencia petrolera por otra fuente de energía, a veces llamadas “alternativas” para mantener el infierno consumista en su lugar. La gente que cree esto (es el discurso de Bush para oponerse al pacto de Kyoto, por ejemplo), no ve problema alguno en nuestro decadente mundo, de recursos escasos, desigualdad, hambruna y guerra. Están equivocados.
Nota a los lectores: Las imágenes que verán a continuación son de carácter explícito y pueden herir la susceptibilidad de los mormones, protestantes, católicos practicantes, judíos, musulmanes, budistas y demás gente sensata que cree que el sexo es algo asqueroso y cochino. Si opinas lo contrario y quieres achicharrarte en el infierno conmigo, pulsa a continuación y podrás ver una obra de arte.
Llegó el momento de que este blog vaya a la escuela. Después de verlo nacer, nutrirlo y desarrollar su pequeño mundo, es tiempo de que tenga su propio espacio. Una página web propia, pues.
(Suenan ráfagas y explosiones entre las dos fronteras a lo Punto y Raya)
-¿Qués lo ques estamo’ haciendo aquí otra vez?
-Na’, que Chávez dice que Uribe es un criminal oligarca arrastrado pagado por los gringos.
-¿Ajá? (empuñando el fusil y agachándose mientras vuelan las balas).
-Y Uribe dice que Chávez dijo que Correa tiene razón, pero que no la tiene, porque Chávez no admite lo que Uribe dice de que él mandó plata pa’ que las FARC.
-¿Así es la verga? (Pasa un helicóptero) ¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?
Hay esterotipos que existen porque son verdaderos. Se invierte el reloj de arena: lo normal, es el esterotipo y las excepciones son contadas con los dedos de la mano. El hecho de que el correo público sea tan lento, tan arrastrado, tan tortuga, tan torneo de ajedrez, es una realidad.
Te llevan frente al pelotón de fusilamiento, tipo Aureliano Buendía. El capitán del escuadrón se te acerca y te pregunta qué prefieres, un verdugo catire, o uno pelirrojo. Si prefieres a una señora o a un morenito. Alguien joven o menos joven. ¿Qué coño importa -pregunto yo-, si al final es la misma vaina.
Pocas veces había llamado mi atención el trabajo de los grafiteros de calle. El “arte” de rayar su nombre o el de la banda de patineteros en un mural era algo que veía, disfrutaba (a veces) y luego olvidaba rápidamente. Banksy, un artista de origen inglés, ha cambiado todo esto con una colección de obras transgresoras que ponen en tela de juicio a la sociedad.
Me escribe una amiga para pasarme este correo convocando a un casting, que parece salido directamente de las páginas de Caracas cruzada:
Vaya revelación: Ser famoso como actor o intérprete de música pop es horrible. Ustedes no se imaginan, queridos amigos, lo difícil que es ser dueño de una mansión en Los Ángeles o tener la nevera repleta de champaña temperada. La vida de las estrellas es horrorosa, ellos son víctimas de un cruel mundo globalizado que los descuartiza con los tabloides. Se los digo a todos los Heath Ledger que andan por ahí, a todos los Owen Wilson con tendencias suicidas: No me jodan, carajo. Par de cachetones es lo que se merecen estos imberbes malcriados sobrevaluados.
Son las dos de la mañana cuando salgo del Metro después de un alucinante recorrido subterráneo por París. La cabeza me da un poco de vueltas -güisqui y vino, mala combinación-, pero creo que el frío pueda aplacar la borrachera mientras espero a mis amigos en la estación Gambetta.
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